ANCLANDO AL MOMENTO PRESENTE

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Desarrollar la capacidad de aprender a estar plenamente consientes y presentes en nuestras vidas y mientras enseñamos e interactuamos con  nuestros estudiantes, padres y colegas pareciera un gran desafío y más ahora en estos tiempos con las exigencias de la vida actual en donde la multitarea y la conectividad casi veinticuatro horas al día, siete días a la semana han pasado a formar parte de la nueva normalidad y con esto la prisa constante para poder cumplir con las exigencias de la vida que se nos presenta ahora.

En medio de toda esta exigencia pareciera que no hay tiempo para detenerse, pausar y explorar cómo nos estamos sintiendo, de qué forma nos estamos relacionando con lo que estamos sintiendo y cómo estamos reaccionando a las circunstancias en lugar de responder a ellas.

Mindfulness o Atención Plena  nos enseña a  detenernos, darnos cuenta, explorar y recuperar nuestros estados de equilibrio emocional.  Nos ofrece una serie de prácticas diarias para desarrollar la conciencia plena, volver a nuestros estados de calma y buscar nuestras propias fuentes de felicidad y de bienestar y poder después integrar estas enseñanzas al trabajo educativo diario.

Una de las prácticas que se realizan para cultivar la presencia plena es la práctica de “Atención a la respiración” que les dejamos a continuación para que puedan hacerse un tiempo en algún momento del día y realizarla.

 

Práctica Anclando  al Momento Presente

La intención de esta práctica es aprender a tomar conciencia de la propia experiencia interior e implica tres aspectos primarios: la postura, el foco  y las distracciones.

Siéntate en una silla o en un almohadón en el suelo. Siéntate erguido pero no demasiado rígido. Puedes usar la imagen de que tu columna vertebral está suspendida de un hilo que pasa por la cabeza y se sujeta al techo; esto te ayudará a mantener una postura erguida sin hacer esfuerzos. Coloca suavemente las manos en el regazo de manera que te sientas cómodo, Los brazos deben colgar de los hombros sin tensión. Puedes tener las manos descansando sobre tus muslos o cerradas en tu regazo. Luego presta atención a tu rostro y nota cómo esta. Si notas que tu mandíbula está  tensa, trata de relajarla y haz lo mismo con todos los músculos de la cara. Puedes tener los ojos abiertos o cerrados, lo que te resulte más cómodo, si cierras los ojos, hazlo suavemente.  Si prefieres mantener los ojos abiertos relaja la mirada y dirígela levemente hacia abajo. Puedes probar cualquiera de las dos opciones para ver qué es lo que mejor te funciona.  Lleva tu  atención a la  experiencia de respirar y con toda la paciencia y delicadeza que tengas, centra tu atención en las sensaciones de expansión y contracción del vientre mientras respiras.  Tanto como puedas, suelta completamente el control de la respiración dejando que sea profunda o superficial, fuerte o suave, rápida o lenta. Como sea que la sientas está bien.  Imagina que la atención surfea las olas de la respiración del mismo modo que el barco lo hace con las olas del mar. Cuando notes que tu mente se distrae o se aleja de la respiración, simplemente con amabilidad y paciencia invítala de nuevo a volver a esta. Cuando se presta atención a la respiración, la riqueza del simple acto de respirar cobra vida: la sensación del aire fresco entrando por las fosas nasales; el aire que llena las vías respiratorias y los pulmones; la sensación de que el diafragma mueve el abdomen hacia arriba y hacia abajo con cada respiración el aire húmedo y tibio que sale por la nariz. Enfoca tu atención  en  una sola de estas sensaciones. Puedes elegir aquel lugar específico del respirar al cual naturalmente va tu atención. Quédate unos minutos atendiendo a estas sensaciones.  Cuando sientas que es oportuno abre poco a poco los ojos y devuelve la conciencia al espacio a tu alrededor.

La respiración consiente lleva la mente de regreso al cuerpo y así podemos asentarnos en el aquí y el ahora plenamente presentes para poder vivir de forma profunda cada instante de la vida diaria.

Si estamos realmente atentos a la respiración, abandonamos todo lo demás: el pasado, el futuro, nuestro miedo y nuestro enojo, porque la mente tiene un único objeto: la respiración.

Estar presentes  con  atención plena nos servirá para hacer una pausa consiente, para detenernos, observar  y poder continuar. Para cultivar hábitos que nos permitirán integrar la atención con intencionalidad y tener una actitud más abierta y ecuánime hacia lo que nos está  sucediendo a nosotros como educadores.

Lic. Yenny García

Psicóloga, Entrenada en programa de reducción de estrés basado en Mindfulness MBSR.Realizó la Formación del Programa Escuelas Despiertas Mindfulness para educadores de la Universidad de Barcelona

 

 

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