¿COMUNICARNOS O NO COMUNICARNOS? ESA ES LA CUESTIÓN

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 LA COMUNICACIÓN Y LA INFORMACIÓN EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS.

Cuando analizamos las relaciones en una institución desde el vínculo, ponemos el acento en los fenómenos interaccionales y el enfoque comunicacional permite una mejor comprensión de estos fenómenos.

Al hablar de comunicación, hacemos referencia a la capacidad que posee un individuo o un grupo:

  • Tanto para trasmitir sus ideas y sus sentimientos a otros individuos o grupos;
  • como para recibir ideas y sentimientos de otros individuos y grupos.

O dicho de otra manera: Es la capacidad para hacer común lo que saben o viven determinadas personas.

Comunicación, etimológicamente, es “hacer común algo”. Esta caracterización de la comunicación como el “hacer común algo” nos indica que ese algo pasa a ser de ambos, o de varios, o de muchos: ese algo lo puedo compartir pero no “me lo saco de encima”, es  decir, diferenciamos “comunicación” de transmitir o impartir.  Es por ello que numerosos autores sostienen que la comunicación es el proceso por el cual la Institución se nos hace común a todos.

La vida de un grupo es imposible sin la comunicación, es más, sin la comunicación ni siquiera puede surgir un grupo.

La comunicación no es un proceso lineal entre un emisor y un receptor, sino un proceso interactivo. Es un proceso “intersubjetivo”.

La comunicación no es sólo verbal, sino que también implica gestos, mímica, movimientos, actitudes posturales.

Todo comportamiento puede tener un valor comunicativo en una situación de interacción (callarse puede ser también una forma de comunicarse)

Comunicar es convocar y organizar un conjunto de representa­ciones y esforzarse en trasmitirlas. Es co-construir una realidad con la ayuda de sistemas de signos, aceptando un cierto número de principios que permiten el intercambio y un cierto número de reglas que lo rigen.

El contexto institucional determina el rol y el status de los interactuantes, las relaciones que se instauran entre ellos, las normas que ordenan sus relaciones, las obliga­ciones estructurales que pesan sobre ellos. Existen además los rituales propios de cada cultura.

Cuando los interlocutores entablan un intercambio, están de acuerdo implícitamente sobre los principios y las reglas que constituyen dicho intercambio.

COMUNICACIÓN E INFORMACIÓN: LO MISMO O DIFERENTES

Partiremos de la postura de que ambos son conceptos “asociados” entre sí; no son sinónimos, pero están tan íntimamente relacionados que muchas veces se los emplea como tales. La intención es considerar algunos aspectos importantes que surgen a partir de poder diferenciar sus respectivas caracterizaciones: “Te voy a comunicar algo” o “Te voy a informar algo”.

Distingamos comunicación de información. La diferencia se basa en los distintos objetivos perseguidos por cada una de ellas. La información implica la transmisión de conocimientos estructurados, generalmente remite a un emisor activo y en un solo sentido.

La comunicación implica un intercambio de información destinado a cambiar el comportamiento del otro, remite a relaciones interactivas producidas en varios sentidos, es decir, con reciprocidad.

Poder diferenciar ambos conceptos permitirá comprender mejor muchos de los problemas que hay respecto a estos temas en una institución. Gran parte de los problemas institucionales tiene más que ver con la “distribución de la información” que con una “mala comunicación”.

Cuando hablamos de comunicación ponemos esencialmente el acento en la idea de relaciones vinculares entre personas, y los problemas que surgen a partir de dichas interacciones en la institución.

Cuando hablamos de información, en cambio, ponemos el acento en dos aspectos: cómo podemos dar a la información la “forma” más adecuada a nuestros propósitos y cómo podemos hacer para asegurar que la distribución de la información sea lo más adecuada posible. También estos aspectos son ejes esenciales de conflicto en una institución.

BARRERAS Y OBSTÁCULOS A LA COMUNICACIÓN DENTRO DE UN GRUPO.

Dentro de los grupos existen una serie de barreras que dificultan la comunicación. El coordinador debe conocerlas, ya sea para compensarlas y, si es posible, para eliminarlas. Pueden ser, por ejemplo, la falta de claridad en las expresiones, la falta de coherencia en el lenguaje, la verborragia, la incapacidad para concretar ideas y otras expresiones de parecida índole.

Sin embargo, la principal barrera es de tipo psicológico-emocional: se trata de la tendencia a criticar y reprobar las afirmaciones y conductas de otras personas. Esta propensión a encontrarle las “cinco patas al gato” en todo lo que los otros realizan, o en hacer la interpretación más desfavorable de las conductas ajenas, constituyen el mas grave obstáculo a la comunicación.

DEFORMACIÓN DE LA INFORMACIÓN QUE CIRCULA

En toda institución educativa hay un sistema de comunicación instalado, y al mismo tiempo se suele dar una deformación de la información que circula.

Esto le es inherente cuando se va distribuyendo debido a la acción del principio de entropía (ley que explica la deformación de la información) Conocer su existencia permite tomar recaudos para evitar sus efectos, es decir para tratar de evitar o minimizar esta deformación, ya que se sabe muy bien cuánto depende el funcionamiento institucional de que la información circule lo menos deformada posible y llegue a sus destinatarios lo más parecida en su esencia a la información de origen.

Si no se toman los recaudos necesarios se puede dar lugar a alianzas, formación de grupos de poder, etcétera.

La redundancia apunta a abundar sobre algo, sin repetir siempre lo mismo –lo cual provoca cansancio y hasta rechazo– sino que es reiterar lo mismo de modos diversos. El control hace referencia a la necesidad de ejercer una función de contralor durante el proceso de distribución de la información.

Referirnos a la circulación y distribución de información nos lleva a abordar el tema de la existencia de distintos tipos de información, o más bien del distinto carácter que pueden tener o asumir las informaciones en una institución.

Así podemos referirnos, entre otros tipos, a:

  1. Información reservada
  2. Información oculta
  3. Información contradictoria
  4. Desinformación

Para finalizar: la escuela debe  enfatizar su función educativa cuestionando la calidad de las diversas influencias recibidas por cada sujeto en cada escenario social particular.

Es esencial la creación de un clima de intercambios entre los distintos actores que facilite la reflexión, el contraste y la reconstrucción personal relativamente autónoma.

La escuela necesita crear oportunidades para el contraste de ideas, de esquemas de pensamiento, de alternativas que son expresadas por los actores provenientes de procesos de socialización diferentes, de culturas y contextos diversos.

Tanto padres como directivos, docentes y alumnos, en tanto actores del escenario escolar, son los portadores de dicha diversidad; habrá que aprender a “leer” los diversos puntos de partida, las múltiples y diferentes expectativas que se depositan en la escuela.

Será necesario crear alternativas y proyectos diferenciados que atiendan a la diversidad, pero sin ceder un pequeño espacio a la tarea sustantiva de la escuela: enseñar y aprender.

Ruth Harf

 

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