¿Podemos liberarnos de las emociones negativas?

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Imagínate que te encuentras a alguien que se ha caído en un pantano de arenas movedizas. No hay cuerdas ni ramas de las que esa persona pueda echar mano. La única manera que tienes de poder ayudarle es hablándole, comunicándote con él o ella. La persona grita: “¡Socorro, sacadme de aquí!”, y empieza a hacer lo que suele hacer la gente normalmente cuando se encuentra atrapada en medio de algo a lo que teme: luchar para salir de ese lugar. Cuando la gente cae de lleno en algo de lo que preferiría verse libre –ya sea una mata de ortigas o un charco de barro– en el 99,9 por ciento de los casos, la acción más eficaz consiste en caminar, correr, brincar o saltar fuera del problema.

Pero con los pantanos de arenas movedizas no ocurre lo mismo. Para salir de un lugar es necesario levantar un pie y echarlo para delante y, luego, el otro. Cuando tenemos que habérnoslas con arenas movedizas, esa es una muy mala idea porque una vez que se levanta un pie, todo el peso de la persona atrapada descansa solo sobre la mitad de la superficie de sustentación ocupada previamente, lo cual significa que la presión hacia abajo se duplica automáticamente; además, la succión de las arenas movedizas alrededor del pie que se está levantando produce una presión aún mayor hacia abajo sobre el otro pie. Solo cabe esperar un resultado: esa persona se va a hundir cada vez más en las arenas movedizas.

Mientras observas a la persona atrapada en las arenas movedizas, puedes ver cómo todo este proceso empieza a desencadenarse. ¿Podrías decirle a gritos algo que le sirva de ayuda? Si entiendes bien cómo funcionan las arenas movedizas, podrías gritarle a esa persona para que deje de luchar y que procure tumbarse de plano, despatarrado, para aumentar el contacto con la superficie del pantano. En tal posición, la persona probablemente no se hunda y podría ser capaz de ir chapoteando hasta ponerse a salvo En el momento en que esa persona está intentando salir de las arenas movedizas, el aumentar la superficie de contacto del cuerpo con las arenas puede que vaya en contra de toda intuición. Algunos de los que luchan por salir de un pantano puede que nunca comprendan que la acción más sensata y más segura que se puede intentar es permanecer en el pantano.

Nuestras propias vidas pueden llegar a parecerse mucho a esta situación, salvo que las arenas movedizas en las que nos encontramos muchas veces son, en cierto sentido, interminables.

Steve Hayes, “Sal de tu mente, entra en tu vida”

¿Cuántas veces hemos querido quitarnos de encima las emociones “negativas” miedo, enojo, tristeza y luchamos contra ellas? ¿Se habían puesto a pensar que de esta forma su efecto se potencia?

Las emociones son reacciones psicofisiológicas que duran apenas 90 segundos en nuestro cuerpo, todos los seres humanos las tenemos. Las emociones están allí por alguna razón, cumplen un papel de protección, nos ayudan a la supervivencia. El reprimirlas o querer eliminarlas sin escucharlas, sin indagarlas, hace que sigamos hundiéndonos en el mismo pantano.

Aprender a aceptar nuestras emociones, saber que todos las compartimos baja las ansiedades y nos conecta con nuestro Ser, con los demás. El sufrimiento humano es universal.

En el Taller de Emociones trabajamos con la “aceptación”. Aceptamos que todos sentimos las mismas emociones en menor o mayor grado frente a distintas situaciones, observamos la forma en que cada uno las procesa y validamos los intentos por regularlas. Una vez aceptadas las emociones, entrando en calma, es cuando tenemos el poder de transformarlas, reencausarlas, redirigirlas. Es allí cuando desde el Taller de Emociones ofrecemos distintas herramientas para ello, tanto a nivel de poder calmar una emoción como herramientas a la hora de comunicarse de la mejor forma con los demás en determinadas situaciones.

Los invito a registrar en ustedes aquellas emociones que le generan malestar, emociones de las que quieren huir y observar quienes han pasado por su misma situación o similar. Allí encontrarán calma y su mente estará más predispuesta a tomar las acciones necesarias para seguir adelante de la mejor manera. “El sufrimiento humano es universal”, simplemente hay que aceptarlo y tomar acción.

Lic. Sofía Mezzina Iglesias

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