Respiraciones de animales: Un juego para liberar emociones

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¿Qué son las respiraciones de animales? Es un juego de expresión corporal para que los niños puedan liberar emociones acumuladas, intensificadas o no expresadas. Es una forma divertida de guiar la respiración de los niños para que puedan reenfocarse y finalmente calmarse. Cuando un niño siente una intensa emoción, hay mucha energía moviéndose dentro del cuerpo. Los niños están aprendiendo a gestionar y expresar sus emociones de manera sana y positiva. Aprender a gestionar las emociones requiere mucha pero mucha practica, y ellos están dando los primeros pasos en este aprendizaje. Entonces es muy común que los niños no sepan que hacer cuando sienten una emoción muy intensa. Todo su ser puede sentir  la vibración energética de esa emoción.

Hay niños que explotan de rabia, de angustia o  de celos  liberando  reactivamente esa poderosa energía acumulada con llantos, gritos y fuerza. Situación que muchas veces los lleva a mostrarse muy impulsivos y en ocasiones agresivos. También hay  niños que acumulan emociones en su cuerpo, como celos, rabia y frustraciones para luego liberarlas todas juntas, fusionadas y enredadas. Si podemos ayudarlos a respirar, esta simple acción puede ser increíblemente fortalecedora y calmante para el revuelto corazón  de todos niños.

Niños explosivos o niños acumuladores de emociones, ambos necesitan de nuestra ayuda para saber que hacer cuando están tomados por una intensa emoción.

Una manera de hacerlo es  invitarlos a respirar como lo hacen diferentes animales.

Puedes preparar el ambiente con sonidos de la naturaleza, de la selva, cascadas, pájaros y tambores.

También puedes bajar la intensidad de la luz, para que éste sea un momento vivencial  y mágico.

Si quieres ayudarlos a liberar emociones como el  enojo y la rabia, puedes pedirles que hagan como hacen los leones. El aliento de un león gigante con rugido incluido es una excelente manera de que los niños liberen la ira. Invítalos a caminar y rugir como leones.

Otros animales incluyen respiraciones cortas y poco profundas como las de conejito. Estas respiraciones de conejito  pueden ayudarlos a darse cuenta que cuando sentimos miedo nuestra respiración se vuelve entrecortada.

Puedes pedirles que prueben respirar como un sapo llevando mucho aire al pecho. En posición de sapo, invítalos a hinchar su pecho con una gran respiración.

Si quieres ayudarlos a liberar tensiones del cuello, pídeles que respiren como lo hacen las suricatas centinelas. Estas bellas criaturas se quedan paraditas en la sabana, giran su cabeza para ambos lados para detectar peligros. De pie, pídeles que respiren profundo girando su cabeza hacia la derecha y soltando el aire, vuelven a girar su cuello una y otra vez. La respiración de la suricata centinela, les ayuda a liberar tensiones que quedaron atrapadas en el cuerpo, en su cuello.

También puedes invitarlos a respirar como “un mono dormido después de comer una banana”. Con la cáscara de la banana sobre su panza, lleva el aire hasta hacerla subir alto. Luego suelta el aire suavemente hasta que la cáscara de banana vuelve a bajar. Esta respiración abdominal es el antídoto para la ansiedad, miedo y enojos. Respirar llevando el aire al abdomen, y soltarlo lentamente es una manera práctica para  devolver  serenidad y sosiego a la mente infantil. Puedes terminar el juego invitándolos a respirar como lo hacen las serpientes. Tumbados en el piso, llenarán  su cuerpo con respiraciones largas como las que se deslizan dentro de las serpientes. Estas respiraciones largas y profundas   ayudan  a los niños a calmarse.  Hay que tener presente que es importante aprender a respirar de forma profunda en situaciones de calma para poder luego aplicarlo en situaciones de activación emocional.

Nos han enseñado a resistir las emociones que no se sienten bien, tú puedes enseñarles a los niños a sentir y liberar esas emociones que no se sienten tan bien. Solo invítalos a jugar, respirar y liberar. Cuando somos incapaces de enseñar a los niños formas de expresar las emociones y de gestionar los enojos, éstos aprenden que pueden explotar en una rabieta cuando quieren o que tienen que acumular su ira en su interior. Ambos caminos son muy nocivos no solo para el bienestar socio emocional sino para la salud física de los niños.

“No se trata de ir por la vida explotando emocionalmente. Sino que se trata de identificar que siento, y encontrar una manera asertiva de expresarlo”.

                                                                                        Louise Hay

Mariana de Anquin

https://www.facebook.com/mariandeanquin
Autora de “Niños Esponja. Sensibles, Empáticos, Intuitivos, Bondadosos y muy Compasivos .
Imagina si tu hijo supiera transformar su GRAN SENSIBILIDAD en su mejor aliada.”
Editorial Dunken .
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